Mi ángel de la guarda me
ha abandonado.
Se fue al psicólogo
porque dice que ya
no sabe que hacer conmigo.
Y miren que lo intento,
no quiero portarme mal pero
es mi forma de ser, loca,
libre, independiente, me gusta
el riesgo, poner la mano en el
fuego, aunque me queme.
No es muy fino mi vocabulario,
tropiezo mil y una vez, meto la pata,
abro mucho la boca, sobre todo
cuando no estoy de acuerdo en algo
o intentan pisarme, me enfado, pataleo,
grito, mi grado de histerismo llega
al máximo cuando quieren fastidiarme
y un sin fin de situaciones que el angelote
no tolera pero... ¿que hago?
O me acepta tal y como soy,
y me cuida, que esa es su labor o
¡hala! a terapia por desconsiderado.
Y es que cada cuál con sus demonios
y si no puede controlarlos,
que se busque otro empleo.
No, parece que muy contento
no se quedó. A mi no me miren.
No sé yo, mucho teatro,
me da que es muy vago como
para andar vigilándome
todo el día. jajajajajaja.