La mujer que es segura de
si misma, no tiene miedo
de vivir sola, tiene miedo
de vivir mal acompañada.
Y llega un momento en el que
aprendes a ser feliz en soledad,
a valorarla, quererla y sentirte
plena y llena de alegría con ella.
La soledad no es mala compañía,
lo es, el echo de estar
acompañada y sentirte sola,
vacía, sin motivación, apática
y sintiéndote como parte de
la decoración de tu casa.
También es triste negociar
tu felicidad y estar al lado
de alguien por dependencia emocional,
por no valorarte lo suficiente
y escoger la mala decisión de
una compañía que te hace
sentir invisible. No te aferres
nunca a nadie, no dependas
de nadie, no te arrimes a lo
que no te hace crecer como
persona porque llegará un momento
en que te perderás a ti misma
intentando algo que jamás
te llenará ni hará que seas feliz.
Eres demasiado valiosa como
para estar perdiendo tu tiempo
con una carga que no
podrás soportar.