Lo bueno del estómago es que
te avisa cuando está vacío,
al contrario que el cerebro.
La gente de hoy en día tiene muy arraigado
el que hay
que tener mucho cuidado con lo que
se dice, se piensa o se hace para no
ofender ni herir la sensibilidad de nadie.
Estamos en la época de la era digital,
de las redes sociales y todo ya puede
ser expuesto sin ningún tipo de tapujos,
siempre y cuando no sea ilegal,
aunque haya quien se pase por alto
esta cuestión pero, me remito a las opiniones,
al expresar abiertamente lo que pensamos,
o creemos que es lo correcto, que llevamos
la razón en todo y como nuestros argumentos
no hay ninguno, que nadie nos puede superar.
Nadie puede rebatir y nuestras ideas,
nadie nos puede llevar la contraria,
nadie puede quedar por encima de nosotros.
No somos capaces de tener empatía con
esas personas que piensan u opinan diferente,
no respetamos, no escuchamos, no leemos
y nos sentimos ofendidos por todo.
Pero las hay que ya son de grado superlativo,
recurren al insulto, a las groserías, a la falta
de respeto y hasta al acos0. Son personas
tan cerradas de mente que no son capaces
de razonar, argumentar o intentar dialogar
sin que la situación llegue a mayores.
Por favor, por favor, hay que abrir la mente,
dejar que no se vea afectado por este tipo
de cosas, no dejar que este tipo de situaciones
nos desborden y provoquemos un caos
innecesario para ambas partes. Pero claro,
eso pasa por no poner a funcionar el cerebro,
a conectarlo y pensar detenidamente el daño
que se puede causar. Somos libres de opinar
lo que queramos pero también hay que saber
cuando poner límites y no llegar a pensar
que argumentado sin to ni son, somos
unos cerebritos privilegiados.
Recomendación, con este tipo de gente,
ni una sola palabra, al primer insulto o
falta de respeto, bloqueo, aunque no le
conozcas y si está entre nuestras amistades,
ignorarlos completamente. Si no son capaces
de ver las cosas más allá de sus narices, no
vale la pena desgastarse en discutir con ellas.