No creas que me rompes
el corazón
porque, ni tengo.
Lo congelé,
en defensa propia.
Te vuelves frío por tantas decepciones,
los palos que te da la gente
y llega el momento en que te
pones una coraza para no sufrir más.
No vale a pena estar demostrando,
dando lo que tienes,
ser buena gente porque terminas
pisoteado, machacado y echo un guiñapo.
Así que en corazón cerrado no
hay cabida para sentimentalismos
baratos que no te llevan a ninguna
parte. Solo cuando sientas que
realmente alguien llega con
buenas intenciones a tu vida,
tu intuición y experiencias
adquiridas, notarás esa química
especial con determinadas personas,
ya sean amistades o alguien especial
que logrará que abras nuevamente
tu corazón y ofrezcas todo lo bueno
que llevas dentro. También tendrán
que demostrar que son merecedores
de tal acto y...
nada de palabrerío barato,
son solos los actos más simples,
sencillos, llenos de afecto,
un pizca de ternura y un poquito
de perseverancia, los que harán
que llegue el momento de tal decisión.
Ahí están los sentimientos pero...
poniendo límites al asunto. 😉
