Yo no le sigo la corriente a nadie
porque la luz está muy cara.
Así que a palabras electrizantes,
oídos desenchufados.
Somos los amos de nuestra vida,
es nuestra y nadie tiene el derecho
a decir lo que tenemos que hacer,
pensar o decir.
¿Seguirle la corriente a la gente corriente?
Ni que fuésemos uno más del rebaño,
quien quiera luz en su camino,
que se la pague, encienda una vela
o se compre una linterna y si encima
vienen con críticas, a desenchufar
las orejas y decir como los niños:
"Cucurucho que no te escucho"